La promesa fallida de Evópoli
El partido del recambio en la centroderecha pasa por su momento más crítico, al ser la colectividad ancla del Gobierno más cuestionado de los últimos 30 años. Pese a que detenta mucho mayor poder del que puede esperar una fuerza política de sus dimensiones, el hecho de tener a los ministros Gonzalo Blumel e Ignacio Briones en la primera línea de La Moneda, los ha obligado a olvidarse de los aires de renovación de Chile Vamos que prometieron cuando salieron a la luz pública. Hoy la pregunta obligada en Evópoli es cómo sobrevivir al piñerismo y no desaparecer en el intento. Anoche renunció a la presidencia de la colectividad su timonel, Hernán Larraín Matte, argumentando que los dirigentes de Chile Vamos cumplieron un ciclo y que es una coalición sin coordinación, diálogo ni confianza.
Evópoli, el partido que nació con la promesa de renovar a la derecha y ampliarla al centro político, hoy vive tiempos extremadamente complejos. Pese a que a inicios de la actual administración piñerista trató de instalarse como el actor reformista del oficialismo, la verdad es que, enfrentada dicha colectividad a los desafíos mayores del estallido social, la pandemia y la crisis económica que esta generó, hoy no solo es la fuerza política “más papista que el papa” de Chile Vamos, sino que se transformó en un actor totalmente secundario de la feroz discusión interna que tienen sus aliados sobre el rumbo y destino que debe seguir a futuro la coalición.
Lo cierto es que el partido dirigido por Hernán Larraín Matte “hoy es sinónimo de statu quo, de frenar los cambios”, según sentenciaron desde las propias bancadas de Chile Vamos. En la derecha aseguraron que, en medio de la pandemia y tras la votación de proyectos como el retiro del 10% de los fondos de las AFP y el posnatal de emergencia, quedó claro que en Evópoli “son más hijos de la UDI que del liberalismo”, debido al respaldo irrestricto que el partido le ha entregado al Gobierno de Sebastián Piñera y a los cimientos del modelo neoliberal.
Tras la obligada salida de Andrés Chadwick del Ministerio del Interior como consecuencia directa del estallido social del 18 de octubre, el Presidente Piñera junto a su jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet, optaron por jugar la carta de la “renovación y el diálogo” que ofrecía Evópoli hasta ese momento e instalaron como cabezas principales del comité político a dos de sus figuras claves: en la cartera del Interior a Gonzalo Blumel y, en la de Hacienda, Ignacio Briones, un economista supuestamente alejado de la marca de los Chicago boys y con un estilo más cercano que sus antecesores.
A fines de 2019 la promesa del cambio parecía consolidarse, Blumel secundó al timonel de RN, Mario Desbordes, en las conversaciones para firmar el acuerdo del 15 de noviembre que fijó el proceso constituyente y convenció –junto a otros– al Presidente Piñera de mantenerse al margen, al menos públicamente, debido a los anticuerpos que generaba el Mandatario.
Pero, ya en la pandemia del coronavirus y con una crisis económica encima, Evópoli se convirtió en el único partido oficialista que respalda públicamente la cuestionada y tardía agenda de ayudas que ha levantado el Gobierno, al mismo tiempo que ha debido oponerse a reformas con más de un 70% de respaldo en la población, como es el retiro de fondos de las AFP. El asumir un papel tan poderoso en el comité político con Interior y Hacienda, llevó a Evópoli a “una maduración obligada, lo que tiene costos”, apuntó el intelectual de derecha Daniel Mansuy, en una entrevista a La Tercera.
El doctor en filosofía política Cristóbal Bellolio, afirmó que “a Evópoli esta crisis no le ha hecho bien. Ellos eran un partido joven, fresco, innovador, con cierta identidad generacional e ‘irreverencia juvenil’ en una coalición donde están sus papás, pero ha sido difícil que se manifiesten, porque ellos deben ser los más ordenados hoy en día, porque tienen el ministerio de Interior y el de Hacienda”.
Bellolio agregó que “ser el partido eje del Gobierno los ha llevado a ser más oficialistas que el Gobierno. Eso ha limitado fuertemente las posibilidades de maniobra de su directiva. No pueden jugar con la misma libertad, desplante y arrojo de Desbordes y Jacqueline Van Rysselberghe. Sus diputados no pueden mandar una carta golpeando el tablero y haciéndose los picados como la UDI. Ni tampoco pueden, como Mario Desbordes, jugar a ser el policía bueno. Ellos son los responsables de la conducción política del Gobierno”.
Este rol protagónico en La Moneda los ha llevado a ser el centro de las críticas de su propia coalición. La timonel UDI ha recalcado la falta de orden que tuvo la bancada de Evópoli al ir en contra de la línea gubernamental en el proyecto que puso límite a la reelección y cuestionó la “falta de liderazgo” de Blumel al interior de su partido. Por otra parte, al interior del Congreso criticaron el “nulo rol” que tuvieron los parlamentarios de Evópoli para frenar el duro lobby de los ministros Briones y Blumel, además de no velar por mantener “un diálogo cordial y fraterno con RN y la UDI”. Parlamentarios de Chile Vamos añadieron que ni el diputado Luciano Cruz-Coke ni el senador Felipe Kast intercedieron para evitar “el maltrato” por parte de sus ministros al resto de los partidos.
Al interior de la colectividad han tratado de mantener una sola postura. Se emitió un voto político en el que señalaron que “hacer lo popular, no necesariamente es hacer lo correcto” y que la aprobación por parte de 13 parlamentarios de Chile Vamos del proyecto de retiro del 10% es “oportunista y contrario a los intereses del país”. El timonel de Evópoli, Hernán Larraín Matte, recalcó a El Mostrador que son “un partido que ha trabajado con mucha cohesión y unidad en Chile Vamos y con el Presidente de la República, lo hemos hecho porque tenemos sentido de responsabilidad sobre la gobernabilidad”.
Desde la directiva agregaron que el apoyo al Gobierno no excluye una mirada crítica y que los cuestionamientos se hacen en privado. “Siempre se cometen errores, eso es parte de cualquier obra humana, lo importante es poder identificarlos oportunamente, corregirlos rápido y no volver a repetirlos. Creo que al menos, desde Evópoli, en privado hemos buscado transmitir qué es lo que sentimos que hay que mejorar y lo seguiremos haciendo de esa manera, para recuperarnos rápido de este momento y concentrarnos en los que más necesitan de unidad, fortaleza y estabilidad en un mar de incertidumbres”, consignó la secretaria general de Evópoli, Luz Poblete.
Peso político
En el oficialismo afirmaron que Evópoli “aún no tiene peso”, que pasaron de ser “los hijos de la UDI” a ser “los hijos de Sebastián Piñera” y que “no tienen la fuerza para liderar la coalición”. Algo que quedó en evidencia estos días con el fallido “golpe de timón” que intentó dar Larraín Matte, cuando les pidió a sus pares de la UDI y RN que renunciaran a las presidencias de sus partidos como gesto político ante la crisis interna que vive Chile Vamos por las divisiones que ha generado el debate del proyecto de retiro de fondos de las AFP y el voto favorable de 13 parlamentarios de derecha que dieron el quórum para que la moción avanzara al Senado, a contrapelo de las presiones de La Moneda y del Mandatario en persona.
Una acción “arriesgada”, según un alto dirigente de Renovación Nacional, y que da cuenta de “que Larraín y su partido aún no maduran”. La propuesta no fue aceptada, por el contrario, generó una serie de críticas internas en el oficialismo y hasta en Evópoli, en donde no se explican “qué esperaba lograr” su timonel. En RN y la UDI plantearon que los “únicos cargos a disposición deberían ser los de Briones y Blumel”, debido a que los ministros “no tienen la capacidad de resolver la crisis en Chile Vamos”.
A pesar del rechazo del resto de los timoneles de la derecha, anoche tarde se difundió una carta de Larraín Matte en la que anunció su renuncia a la presidencia de Evópoli.”Es evidente que la dirigencia de Chile Vamos ha cumplido un ciclo. En este momento somos una coalición de gobierno sin coordinación, ni diálogo, ni confianzas. Esto no puede seguir así. Lo ocurrido esta semana es una prueba más de la crisis por la que atravesamos. Con el apoyo de votos de diputados de nuestra coalición se aprobó una iniciativa que dañará severamente las pensiones de las chilenas y chilenos. Esto constituye un fracaso en las convicciones de Chile Vamos y pone en evidencia que las dirigencias de los partidos no son capaces de ordenar a nuestras propias filas en el Congreso”, reza la misiva.
En la carta a la militancia, Larraín Matte agregó que “como un acto de responsabilidad política y personal, le propuse a los presidentes de los partidos de Chile Vamos que, con el propósito de iniciar un nuevo ciclo que garantice gobernabilidad, renunciáramos a nuestros cargos. Para encarar con éxito las desafiantes tareas que la coalición y el país tienen por delante, resulta imprescindible que Chile Vamos actúe con unidad, confianza y coherencia. Es hora de poner el proyecto político por sobre las ambiciones personales”.
A reglón seguido, precisó que Evópoli “no es ajeno a este fenómeno y por tanto también requiere de una renovación en su directiva. Por consiguiente, con el fin de oxigenar a nuestra coalición, he resuelto renunciar a la presidencia de Evópoli y no participar en la reelección por un próximo período. Tengo la convicción de que estamos en un momento excepcional y que nuevas personas deben asumir los desafíos futuros. Lo coherente y responsable es partir por casa”.
Pero más que en el renunciado timonel, hoy es justamente en las figuras de los ministros Briones y Blumel en las que recae el poder que detenta Evópoli y también su principal problema. Pese a que en los últimos años el partido ha crecido mucho más de lo esperado a nivel de bases, su expresión territorial no es comparable con la de RN y la UDI. Sus cupos en mandos medios en el Gobierno y el dominio de sus comunales son bajos, al igual que su presencia parlamentaria, en donde sus pesos pesados, el diputado Cruz-Coke y el senador Kast “no tienen relevancia por sí mismos”. Es más, en Chile Vamos subrayan que la figura de Felipe Kast “se fue desinflando” y hoy parece estar más lejos de la carrera presidencial para el 2022.
En el oficialismo afirmaron que por esta razón no llamó la atención el rechazo al veto del Gobierno para el proyecto de fin a la reelección, ya que la baja en los alcaldes y concejales UDI y de RN podría facilitar la disputa en las primarias para candidatos de Evópoli más desconocidos.
El cientista político Kenneth Bunker precisó que, si se conoce Evópoli, “no es por Hernán Larraín Matte y su esfuerzo personal o Kast y su esfuerzo personal, es en gran medida por Briones y Blumel. Puede haber personas pidiendo la cabeza desde la galería, pero llama la atención que gente de la derecha sepa quiénes son. Hace un par de años eran desconocidos y hoy son de la primera línea, tienen titulares. Todo proceso político conlleva comerse esos insultos en un principio”.
Al interior del partido reconocieron que han tenido que “asumir” las intensas críticas de los diputados contra los ministros Blumel y Briones, que incluso internamente hay cuestionamientos, pero que son los errores de “inexpertos” y que los entienden en el contexto de “una guerra feroz de la UDI” para recuperar el Ministerio del Interior. Saben que tendrán que “callar opiniones propias o distintas a las del Gobierno”, pero que “la apuesta de Evópoli es más grande”, por lo que no estarían dispuestos a que “la UDI o RN nos bajen del barco”. Más aún cuando están ad portas de un proceso eleccionario.
La presidenta de la juventud de Evópoli, María Ignacia Galilea, defendió el liderazgo que han tenido como ministros Briones y Blumel, porque “han demostrado una forma de hacer política cercana, desde el día uno de asumir sus cargos”. Añadió que las críticas deben apuntar a “si se debería reforzar o cambiar algo en la coalición, ya que Chile Vamos no nace como un pacto electoral, es una coalición para darle gobernabilidad al país y para trabajar por ese Chile que soñamos con miras a futuro”.
Al interior de los analistas es consenso que el panorama para Briones y Blumel está cuesta arriba. Bellolio resaltó que “Blumel, si se trata de orden público, es menos autoritario que Chadwick, y si se trata de manejo económico y ortodoxia liberal y principios Chicago boys, Briones es menos ortodoxo que Larraín. En ambos casos tienes ministros más flexibles y dialogantes. El escenario para Briones y Blumel es tremendamente complejo y a cualquiera en Interior y Hacienda les habría resultado una montaña escarpada (…). Briones ha tenido una mirada mucho más pragmática y entiende que hay que abrir el gasto fiscal de una manera que no estaba en el libreto hace un año. Pero hoy está tan encima, que están del lado incorrecto de la historia en el clivaje –como yo lo entiendo– el pueblo versus la élite, y la élite es la que defiende el sistema de capitalización individual y el pueblo quiere su plata. El Gobierno las tiene todas de perder”.
No morir con el piñerismo
Un preocupación que sí se ha situado al interior del partido es la viabilidad de su proyecto más allá del Gobierno de Piñera. En Evópoli entienden que hoy tienen una posición privilegiada que les da más poder, pero puede significar “un rebote de críticas y cuestionamientos en el futuro”, y que su actual condición en La Moneda podría “llevarnos a caer con el piñerismo”, más todavía cuando su discurso ante la crisis no se distingue. “Ser el partido serio, de la gobernanza, nos puede quitar la novedad”, reconoció un miembro de la colectividad.
El miedo a extinguirse como identidad Evópoli ha sido parte de las discusiones internas en medio de las próximas elecciones, sobre todo cuando hay conciencia respecto a que le pueden “ganar la línea al piñerismo”. Para Bellolio, Evópoli “es un partido relativamente nuevo como para tener un ADN tan claro y que ese ADN sea capaz de impregnarse en el Gobierno, lo que hay son ciertas ideas”, mientras que para Bunker aún no se consolida “una identidad en particular en Evópoli, va a tener que llegar el momento donde se saquen las conclusiones en limpio y ahí se definan quiénes son, hacia dónde van y eso viene después del Gobierno”.
Larraín Matte hizo hincapié en que el proyecto de su partido no se agota con la administración piñerista: “Lo hemos dicho desde el día en que nació Evópoli, este es un proyecto a 20, a 30 años plazo. En un corto plazo hemos crecido muy rápido y el desafío de Evópoli va a ser siempre fiel a sus principios y convicciones, a las causas que nos hicieron nacer. Ser un proyecto serio y reformista nos va a acompañar en los próximos años y vamos a colaborar en este y en los próximos gobiernos. La identidad de nuestro proyecto hoy día es la que está siendo parte de este Gobierno, pero hay un largo futuro también”.
Según Bellolio, el desafío “como decía Mansuy, es que Evópoli sea capaz de proyectar su identidad y proyecto más allá de Piñera. Va a ser difícil, porque van a quedar hundidos en ser el partido que más apoya al Presidente más desastroso, más fracasado del retorno a la democracia, y eso genera costo, más cuando tienes la obligación de ser leal. Evópoli está en una posición súper compleja”.
Por ahora, al interior de Evópoli se mantienen firmes en que la oportunidad de tener un rol importante en el Gobierno los llevará a aumentar su poder electoral en las próximas municipales, además de “hacernos crecer como partido”. Eso, aunque hay algunas críticas al rol que han tomado las bancadas, las que “podrían desapegarse de la línea del Gobierno”, como en el caso del proyecto del fin a la reelección.
Además, aseguraron que son pocos los que han levantado con fuerza la bandera del liberalismo y que, salvo la figura del diputado y vicepresidente de la Cámara Baja, Francisco Undurraga, como algunos miembros de la directiva, con el resto “el alma liberal de Evópoli se ha perdido”. Es más, en el partido recordaron que Undurraga desde su cargo en la testera de la Cámara de Diputados salió a defender la autonomía del Congreso, luego que el Presidente Piñera revelara que estudiaría la forma de crear un control constitucional previo a la leyes.
La otra pregunta que ronda a Evópoli es sobre el lugar que ocuparán en Chile Vamos a futuro. Al interior del oficialismo muchos señalaron que la idea del partido liberal –visto más allá de los mal llamados temas morales sino como abierto a cambios y transformaciones del modelo– la ha tomado mejor y más activamente un sector de Renovación Nacional liderado por Desbordes. “Nadie puede decir que Evópoli refleja a la clase media”, apuntó un parlamentario oficialista.
El jefe de la bancada de Evópoli, Luciano Cruz-Coke, indicó que “es muy especulativo y opinable, cuando uno dice RN nos ganó el centro. Yo veo un centro vacío. Así como generar una alianza permanente de centro, no veo que eso ocurra, los eventuales partidos que eran de centro, como los radicales o la DC, nunca han tenido ningún interés con hablar con la centroderecha. Cuando se gobierna con la derecha es la derecha la que gana, dijo Radomiro Tomic, y creo que ese axioma se mantiene intacto, por ende, más que prestar algunos votos útiles para ciertos iniciativas que la izquierda ha venido propiciando, no veo que nadie esté ocupando o ganando el centro”.
Fuente: El Mostrador