Herman Chadwick: las redes de poder y las definiciones políticas del otro primo del Presidente Piñera
El presidente del directorio de Enel y director de otras empresas tiene influencias tanto en el mundo político como empresarial. En vista del debate constitucional, Chadwick dice que “si el Estado va a tener toda la salud, toda la educación, todas las pensiones, bien, pero que demuestre que es capaz de hacerlo”.
Herman Chadwick Piñera está en las oficinas de Enel, ubicadas en el centro de Santiago, en calle Santa Rosa a unos cuantos pasos de la Alameda. Mira la ciudad desde las alturas, a la espera de una reunión de directorio que tiene en un par de horas más, este 27 de septiembre de 2020. Así lo transmite apenas contesta la llamada para esta entrevista. Hace casi un año, las escaleras exteriores de ese edifico se incendiaron en medio de las fuertes protestas callejeras, transformándose en una de las imágenes más televisadas del inicio del estallido social de Chile.
Para esa fecha, una ciudadanía indignada reclamó en concreto contra el alza del pasaje del Metro de la capital, y luego volcó esa molestia contras las cuentas de luz, agua, o el precio de las carreteras. En todas estos rubros, Herman Chadwick tiene presencia en al menos una empresa. Actualmente es presidente del directorio de Enel, así como director de Inversiones Aguas Metropolitana, la empresa matriz de Aguas Andinas, y por ende, controladora indirecta de la Empresa de Servicios Sanitarios de Los Lagos S.A. (Essal), que en julio de 2019 protagonizó un corte prolongado de suministro de agua potable en Osorno, que le significó una multa de $1.640 millones por parte de Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS). Además, es vicepresidente de Intervial Chile S.A., que posee concesiones de carreteras hasta la región de Los Ríos.
Así, Herman Chadwick, primo hermano del presidente Sebastián Piñera y hermano del otrora ministro del Interior, Andrés Chadwick, tiene conexión con una buena parte de los servicios básicos del país. A esto se suma su posición de presidente del Centro de Arbitraje y Mediación (CAM) de la Cámara de Comercio de Santiago, donde se intentan solucionar controversias comerciales de empresarios que se encuentren en conflicto.
Desde el 23 de marzo de 2018 hasta el 23 de marzo de 2020, este abogado de la Universidad Católica –y ex alcalde de Providencia en los 80 designado por Augusto Pinochet– ha participado en 20 reuniones de lobby como representante de Enel, acorde a datos de InfoProbidad. Entre estas juntas figura la que sostuvo el 19 de abril de 2018 con Rodrigo Ubilla Mackenney, ex subsecretario del Interior y quien era subordinado de Andrés Chadwick, entonces jefe de esa cartera. En la instancia Enel presentó “los planes para garantizar el suministro eléctrico en área de concesión”.
También se ha reunido con Gloria Hutt Hesse, ministra de Transportes; con Karla Rubilar Barahona, cuando ésta era intendenta de la Región Metropolitana; con Carolina Schmidt Zaldívar, ministra del Medio Ambiente, y con muchos otros.
Pero sus conversaciones –en este caso solicitadas bajo Ley de Lobby– no solo se limitan a políticos o empresarios de derecha. Él mismo ha contado en varias oportunidades sobre su cercanía con el expresidente Ricardo Lagos Escobar, y con otras personas de la oposición, con quienes incluso ha llegado a compartir directorios de compañías, como el caso de Genaro Arriagada, con quien coincidió en la Universidad de Las Américas, según un artículo de Ciper. Herman Chadwick es un hombre de vínculos transversales, que van desde el mundo empresarial hasta el mundo político que mayor influencia tuvo en la época de la ex Concertación.
–¿Se siente alguien influyente? –se le consulta.
–No, soy presidente de Enel que es una empresa muy grande en Chile. Tengo directorios. He sido director de Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) mucho tiempo, estoy en el consejo del Centro de Estudios Públicos [CEP, ligada a Eliodoro Matte], soy presidente del CAM, que es muy importante. Yo no sé si tengo influencia, pero el CAM es muy importante. Es un rol que le dedico mucho tiempo, y que estoy contento de estar haciéndolo, sobre todo adecuándose a las nuevas circunstancias.
–Pero imagino que sabe que hay mucha gente que lo considera influyente…
–Puede que tenga influencia en las cosas que hago, es cierto; pero lo hago sin pensar que soy influyente. Lo hago por el bien de la empresa, por el bien del CAM, por el bien del país, por el bien de las cosas que yo hago. Pero hay una cosa. Yo reconozco que tengo diferencia con mucha gente que me rodea: para mí, los intereses del mundo privado, o del mundo semi-público, de los centro de estudios o del CAM, siempre están subordinados a qué es lo mejor para Chile. Y con generosidad, aunque de repente duela.
Su cercanía con Lagos y el primo Presidente
Herman Chadwick es una de las pocas personas en Chile que puede decir que tiene línea directa con políticos muy relevantes, de la talla de su primo Sebastián Piñera y de la del ex presidente Ricardo Lagos. Según una fuente de las empresas en donde participa Chadwick, el presidente del directorio de Enel “siempre ha jugado bastante a transmitir que es un tipo con influencias, pero lo hace con sutilidad, y últimamente menos que antes. Nunca hace mucha referencia a su primo [Sebastián Piñera], a su parentesco”. “Las referencias nunca son así como ‘yo tengo llegada con él’. Los comentarios que hace de repente dan a entender que conoce a mucha gente, diciendo así como ‘mira la otra vez hablé con el presidente Lagos’”.
Según un artículo de El Mercurio de marzo de 2006, fechado unos pocos días después de que el fundador del Partido por la Democracia dejó la Presidencia de la República, Herman Chadwick apoyó con 10 mil dólares a la fundación Democracia y Desarrollo, creada por Lagos y que tuvo su puesta en marcha en agosto de ese año.
Ya con Michelle Bachelet como primera presidenta de Chile, Chadwick tuvo mayores percances, como la disputa que sostuvo con Eduardo Bitrán, ministro de Obras Públicas entre marzo de 2006 y enero de 2008. Bitrán promovió una reforma a la Ley de Concesiones que se cruzó con la Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública (Copsa), el gremio que agrupa -entre otros- a las principales concesionarias de carreteras del país. En ese entonces, Herman Chadwick era el presidente de la entidad privada, y se enfrentó públicamente en algunas ocasiones con el economista, quien en enero de 2008 dejó el ministerio.
En el primer gobierno de Sebastián Piñera, el abogado asumió la presidencia del Consejo Nacional de Televisión (CNTV). Ya había sido consejero de esta entidad en la época de Lagos, pero ahora se había convertido en el primer director en no ser cercano a la ex Concertación en el periodo de la vuelta de la democracia.
Una fuente del organismo público cuenta que antes de su arribo, “existieron ocho meses en que Piñera no lo ratificaba”. “Fue muy largo el periodo para que lo nombraran. Él estuvo subrogando. Cuando asumió se mostró muy cercano a la gente, y trajo pocas personas. Hizo innovaciones. Creó un grupo de abogados que todavía está, para analizar cosas de televisión y otros”, agrega.
Una de las principales polémicas que encabezó en ese tiempo fue la multa de unos $15 millones que le cursó a Chilevisión el 16 de mayo de 2011 (Piñera ya había vendido el canal en agosto de 2010), que fue votada a favor por la unanimidad de los consejeros. Las razones fueron las rutinas humorísticas en el Festival de Viña del Mar de Oscar Gangas y Mauricio Flores, por mofarse de las minorías sexuales. Durante su mandato también se formularon cargos contra el programa El Club de la Comedia, del mismo canal, debido a un sketch en donde se parodiaba la figura de Jesucristo.
Para la fuente del CNTV, “lo de El Club de la Comedia es una mera anécdota (…) Y en las multas como la de Chilevisión [del Festival de Viña], que fue una de las más grandes, marcó un hito en el tema de la diversidad sexual”.
Acorde a la periodista Manuela Gumucio, directora general del Observatorio Fucatel –que trabaja temas de políticas públicas relacionadas a la televisión–, la dirección de Chadwick del CNTV “no creo que haya sido buena, porque en el fondo el CNTV no hace nunca una buena gestión, pero yo creo que había buena voluntad de él. Siendo que era alguien de un mundo político muy diferente al nuestro, tiene un don de gente que lo hace muy agradable, ecuánime y simpático. Fue bastante preocupado desde nuestro punto de vista”.
Según Herman Chadwick, en el primer gobierno de Sebastián Piñera se veía más con su primo que hoy en día.
–¿Habla con su primo Presidente?
–No, muy poco. Cuando quiero decirle algo le pongo un WhatsApp.
–¿Algo como qué?
–Cualquier cosa; algo que salió en el diario y le digo ‘cuídate de esto’, pero muy pocas veces.
–¿Él lo llama para ver cómo está la temperatura en el empresariado?
–No.
–¿No lo tiene como un consejero habitual?
–No.
–¿Lo ha sido de algún presidente?
–He sido amigo de varios presidentes. Soy muy amigo de Ricardo Lagos. En el primer gobierno de Sebastián Piñera creo que estuve más cerca de él. Pero mira, yo creo que los consejos a los presidentes hay que dárselos cuando uno está enterado realmente de lo que está pasando en el país 100%. Un consejo de afuera puede ayudar, pero para ser asesor de un presidente hay que estar muy involucrado en su quehacer diario, en lo que está haciendo, lo que quiere hacer, cuáles son sus proyectos, en fin.
Si bien el presidente Sebastián Piñera vetó parcialmente la ley que suspendía el corte de servicios básicos por temas de pandemia (que afectaría a Enel y Aguas Andinas), una fuente de Enel asegura que las cosas con el actual mandatario no han sido nada de fáciles.
Esta misma fuente dice que el liderazgo de Chadwick ha sido un tema para la multinacional a partir del estallido social, pues el hombre, históricamente ligado a la Unión Demócrata Independiente (UDI), tendría en el fondo una agenda valórica e ideológica desatada a partir de lo ocurrido el 18 de octubre pasado, más bien ligada a las teorías del “enemigo invisible”, afirma la fuente. Esta persona que trabaja en la eléctrica agrega que ésta no es la misma posición de los controladores en el extranjero.
En todo caso, y en entrevista con INTERFERENCIA, Chadwick dice que no se asustó por el 18 de octubre y tampoco cree “que Chile se va a hundir. Por el contrario. Veo que si viene el 18 de octubre es una alerta, es una alarma de algo que evidentemente muchos no se habían dado cuenta”.
De las críticas a Bachelet a la nueva Constitución
Si no fuera por el estallido social, tal vez una parte del gran empresariado hubiese insistido en el éxito del modelo chileno. Sólo pocas semanas antes del 18 de octubre, el propio presidente Piñera hablaba del supuesto “oasis” que era nuestro país.
De hecho, durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet –donde el hijo de la mandataria y el hijo de Herman Chadwick estuvieron involucrados en el Caso Caval–, el actual conglomerado oficialista criticó cualquier reforma que intentara rozar el modelo.
Dentro de estos críticos estuvo Herman Chadwick, quien en un seminario de la Sofofa en septiembre de 2016 –reporteado por El Mercurio– dijo que el país atravesaba una crisis política producto del estado de la economía. “Hubo reformas que quizás no era necesario hacerlas (…) hablar de hacer una Constitución nueva es simplemente crear una preocupación, (pero) hablar de hacerle algunos cambios a la Constitución es crear confianza. En materia laboral, una reforma que fue realmente una reforma sindical estuvo pobremente enfocada, faltó mucho”, dijo según el citado medio.
Consultado sobre estos dichos de hace unos años, Chadwick dice que se equivocó. “Yo creo que lo que planteó la presidenta Bachelet era algo que prevenía lo que está pasando hoy día y quizás lo prevenía en la forma más rápida, y quizás mejor”.
–¿Se siente parte de una generación que no supo ver el descontento?
–No, no me siento parte porque la verdad, como no soy economista, y siempre he estado ligado a muchos tipos de actividades, siempre me di cuenta que en el país había un malestar, había un descontento, y tampoco tengo la ortodoxia de decir que nada puede cambiar. Al contrario, creo que todo tiene que cambiar para mejor. Permanentemente hay que estar por un cambio que satisfaga a las personas. Hoy día los países se mueven por lo que quieren sus ciudadanos. Yo no sé lo que quiera bien la gente, no sé si quieren un modelo de economía social de mercado, yo creo que quieren un modelo de economía de mercado como la de hoy, pero con muchos cambios, y con un rol del Estado mucho más importante. Pero para que el Estado tenga ese rol más importante, también tiene que cambiar. El Estado no opera bien, entonces, si el Estado va a tener toda la salud, toda la educación, todas las pensiones y todo lo que se quiere que tenga, bien, pero que demuestre que es capaz de hacerlo.
–¿Cuál es la visión que hay hoy en día de los empresarios?
–Ha cambiado. Yo creo que Juan Sutil, como presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), en su estilo, y Bernardo Larraín Matte, como presidente de la Sofofa, y el resto de los presidentes de rama, están mostrando una renovación muy importante del empresariado. El empresariado se salió de pelear la última línea, que era de las utilidades, por pelear otras líneas mucho más interesantes para la empresa, como es toda su relación con la comunidad, su relación social, el medio ambiente, los trabajadores, el ambiente de trabajo. O sea, yo creo que hay un cambio muy importante en la empresa, que se está notando en generaciones nuevas. Yo creo que Juan Sutil ha sido un excelente presidente de la CPC, y creo que Bernardo Larraín ha sido un excelente presidente de la Sofofa, cada uno en su estilo.
–¿Qué opina del plebiscito? ¿Qué va a votar?
–Yo estoy en reflexión. Yo creo que el plebiscito no tiene ningún efecto negativo para el país. Hasta ahora ha sido tranquilo. El grueso de los que votan apruebo y rechazo se están moviendo, observando que el país requiere una nueva constitución, que hay que tener la historia constitucional presente… Esto de la hoja en blanco es porque hay que escribirla de nuevo, pero el papel está requetecontra escrito por la historia cultural desde el año 1810. Pero así y todo, creo que caminamos bien. Hasta el momento ha existido un resultado mucho más tranquilizador del que creí en un comienzo.
–¿Cree que una nueva Constitución puede ahuyentar a inversionistas como afirman algunos?
–No, porque hay un gran freno que son los dos tercios. No porque creo que vayan a frenar todo cambio, sino que porque no van a permitir que se hagan locuras. Lo importante es que la Constitución sea buena, que se pueda gobernar bien con ella. Yo creo que en eso, dejando de lado extremos de las dos puntas, hay un gran centro constitucional que va a hacerlo bien.
–Da la sensación que el gran empresariado, ante un eventual proceso constituyente, tiene un límite de hasta dónde puede cambiar Chile. ¿Cree que es así?
–Eso no depende del empresariado, que ha pasado por gobiernos y épocas distintas en Chile, y siempre ha sobrevivido. Hay un empresariado muy grande en el sector minero, agrícola, comercial, construcción. Hay distintos sectores que de repente les va peor o mejor, dependiendo de la actualidad. No hay duda que este país se ha construido mucho en los últimos 20 años. No hay duda que la agroindustria ha aprendido como nunca en Chile. O sea, en el comercio estamos hoy día con que tenemos grandes comercios, grandes centros comerciales, y ahora tiene sus problemas por todo lo que es la compra a distancia por internet. Pero yo no creo que el empresariado le tenga miedo a una nueva Constitución, porque es parte del país, y por lo tanto siempre le va a preocupar que sea bien hecha, equilibrada, respete la propiedad.
–Entonces, no le asusta la posibilidad de una Convención Constituyente…
–No, para nada. Creo que es el camino que tomamos, el camino que adoptamos todos, fue el camino que se acordó con todos los sectores políticos, y que lo que hay que hacer es llevar buenos convencionales. Pero hay que decirle a los constituyentes que para serlo no solo se requiere conocer la Constitución; se requieren votos. Y por lo tanto van a tener que moverse aquellos que quieran ser constituyentes para lograr los votos necesarios.
–¿Cuál es su visión de las cosas que están ocurriendo hoy en día, a partir del estallido social?
–Yo soy pragmático, positivo y optimista. No me asusto. Veo que viene el 18 de octubre que era, por una parte, la pobreza que existe aún en Chile. Estábamos contentos mirando los índices del 8%, y era más de 8%, y esto basta para poder mostrar un cuadro muy complejo para Chile. En segundo lugar, había una desazón en una clase media que, por cierto, le ha ido bien, ha logrado que sus hijos estudien en la universidad, ha tenido acceso al consumo de todo tipo de cosas. Sin embargo, ese tipo de consumo es con deuda, y es con mayores aspiraciones. Siempre uno aspira a más, sobre todo cuando uno está tranquilo en cuanto al equilibrio que debe tener su vida. Y yo veo aquí una gran cantidad de personas que no habían logrado un equilibrio en su vida y que estaban inquietas. Y esa inquietud la manifestaron a través de la protesta pacífica. Y había, como siempre, grupos de violencia, que no son miles de miles, pero un grupo importante, que se aprovechan de estos momentos para destruir, provocar susto, saquear la calle, para romper lo que encuentren a su paso, pero yo no creo que eso sea lo más importante de las protestas que hubo; lo más importante es lo que te dije primero. La violencia siempre existe, es difícil combatirla en el mundo. Hoy en día combatir la violencia no es un tema de fuerza, es un tema mucho más complejo que ese, y tiene muchas aristas distintas, porque hoy en día la fuerza es muy difícil de usar, es muy peligroso usarla.
–¿Cómo vio la represión policial durante el estallido?
–Carabineros requiere de una gran reforma. Carabineros no estaba preparado para enfrentar problemas como este. Carabineros tiene muy poca gente para resolver disturbios como policía de choque en la vía urbana. Yo creo que Carabineros no ha hecho esas reformas todavía. Seguimos discutiendo si el balín es de dos, de ocho o cuatro milímetros; seguimos discutiendo cómo son los carros lanza-aguas; o sea, hay una falta de estructura en Carabineros, a mi juicio, que no le ha permitido hasta ahora encontrar una solución.
–¿Cree que hubo violaciones a los derechos humanos durante el estallido?
–Debe haber habido, por supuesto que hubo represión por parte de las policías, que violan lo que se entiende como derechos humanos. Pero no en la exageración y en el número que se señaló hacia el exterior y el interior de Chile. No fue menor, pero tampoco fue mayor. Y era por falta de preparación para enfrentar este tipo de violencia en la ciudad. Tiene que haber un cambio en Carabineros, un sector de la policía dedicada a esto, muy bien enseñada, que conozca muy bien lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer contra los manifestantes en la vía pública.
–Pero cuando usted ve noticias como las que entregan las organizaciones de personas que tuvieron trauma ocular…
–Me duelen, y ojalá que no ocurran nunca más.
–¿Cree que eso es algo menor?
–No, no he dicho que sea menor. Es mayor. La persona que está afectada porque pierde un ojo es un problema mayor no solo para él, sino que para todos nosotros.
Fuente: Interferencia