Jueves, Noviembre 21, 2024
Columna de Opinión

ENAP y su rol estratégico en la entrega de energía al pueblo de Chile

Por: Iván Montes C, Presidente del Sindicato ENAP Biobio.

El pasado 19 de junio la Empresa Nacional del Petróleo, ENAP, cumplió 71 años desde su fundación en 1950. Su rol estratégico es sostener el abastecimiento de combustible para el país, el que ha cumplido a cabalidad en estas poco más de siete décadas, aunque no exento de dificultades.

Nuestro país no tiene petróleo crudo ni gas natural, algo que países limítrofes como Perú, Bolivia y Argentina sí tienen y en volúmenes muy importantes, por tanto, geopolíticamente la ENAP es muy relevante.

De los 17 millones de metros cúbicos de combustible que se consumen anualmente en nuestro país, ENAP aporta aproximadamente 12 millones de metros cúbicos. Esto significa que en sus refinerías de Con Con, Bío Bío y Gregorio, en Magallanes, refina y produce el 70 % del consumo de combustibles en nuestro país, que distribuye a través de su red de oleoductos, gasoductos y terminales en todo el territorio nacional, incluido el abastecimiento de Isla de Pascua. Productos tales como gasolinas, diesel, kerojet (combustible para los aviones), fuel–oil (combustible para los barcos), gas licuado y otros, son comprados por las diferentes compañías distribuidoras privadas del país: Copec, Shell, Enex, Petrobras, Gasco, Lipigas, Enagas, etc, las cuales logran cuantiosas utilidades, mientras que la mayoría de las veces, las pérdidas por la variación del precio del crudo y el valor del dólar, las absorbe ENAP.

Los combustibles que se refinan en ENAP cumplen con altos estándares de calidad en materia ambiental, por sus bajos porcentajes en azufre, haciéndolos comparables con productos similares de América del Norte y la Comunidad Europea. Estos combustibles han permitido bajar considerablemente los altos índices de contaminación en la Región Metropolitana, por ejemplo, y hoy se consumen en todo el país.

La ENAP aporta al Estado de Chile, no solo abasteciendo de combustibles, si no también a través de la recaudación de miles de millones de dólares por concepto del impuesto específico al consumo de combustibles, además del pago del IVA respectivo. El rol estratégico de la ENAP ha permitido desarrollar importantes proyectos en materia energética en el país como el GNL Quintero, que importa gas natural y lo distribuye en todo el territorio nacional para uso industrial y domiciliario. Importante es también la participación de la estatal en la generación eléctrica a través de la geotermia en el norte de Chile, y en el uso del diesel y gas natural como combustible para la generación eléctrica, bajando el consumo de carbón en las termoeléctricas.El rol geopolítico estratégico que juega ENAP en la región de Magallanes es clave, pues permite sostener el consumo energético vital para la vida en la región más austral del mundo.

Pese a todo lo anterior, la amenaza de la privatización de la Empresa Nacional del Petróleo siempre ha estado presente, y cada vez que ello ha ocurrido, las organizaciones sindicales de la ENAP se han opuesto con fuerza y han defendido a la empresa a través de su historia. Especial rol juega aquí la Federación de Sindicatos del Petróleo de Chile, FENATRAPECH, organización que ha tenido éxito en esta materia y que ha dado testimonio de su lucha por mantener a la ENAP en manos del estado de Chile.

Pero no solo la privatización es una amenaza, también lo es la corrupción flagelo del cual, lamentablemente, la ENAP no ha estado ajena. Sus organizaciones sindicales han dado una dura batalla denunciando gravísimos actos de corrupción ocurridos durante los últimos años, que han tenido un gran costo para sus trabajadores y el país.

El cambio climático en el mundo, la reducción de emisiones, la transformación de la matriz energética por energías alternativas y menos contaminantes son aspectos de gran importancia para los trabajadores de la ENAP y sus organizaciones sindicales. En ese sentido, creemos que la ENAP debe reconvertirse en un proceso gradual a una empresa de energías limpias, etapa de transición que puede durar décadas, y que se debe hacer pensando siempre en que el pueblo de Chile tenga acceso a la energía que requiera para su bienestar, que sea amigable con el medio ambiente y con mínimo impacto en las comunidades donde tenga operaciones la ENAP .

En la actualidad, el gobierno hace alarde que poseemos condiciones inmejorables a nivel mundial para la generación del Hidrogeno Verde, el combustible del futuro más limpio conocido hasta la fecha. El gran lobista del Hidrógeno Verde en nuestro país es el propio biministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet. Ponemos la voz de alerta en esta materia. En el pasado a la ENAP siempre la han utilizado para impulsar negocios en materia energética, que finalmente capitalizan los privados aludiendo al concepto de su “rol impulsor “en materia de energía.

Tenemos el 70 % de la producción de cobre entregada a trasnacionales; el litio es de propiedad privada; y la electricidad y el agua están privatizadas. Por ello, hay que poner especial atención de quién será la propiedad de este nuevo combustible, el Hidrogeno Verde. Que no se repita la historia. Probablemente este será el gran negocio que este gobierno dejará amarrado para seguir haciendo más ricos a los mismos de siempre, si es que no lo denunciamos e iniciamos una campaña para nacionalizar el Hidrógeno Verde. Lo hemos dicho muchas veces y no nos cansaremos de insistir en nuestra exigencia que se deje crecer a la ENAP. Consideramos que debemos participar en la distribución de los combustibles, en forma directa, a los chilenos y chilenas, no solo

a través de las compañías privadas; queremos llegar con nuestra energía a aquellos lugares donde no llegan los privados y los precios son altísimos. La ENAP debe acentuar su rol social como empresa del estado, debemos retomar la búsqueda de recursos energéticos en nuestro país y volcarnos hacia los territorios. La ENAP debe seguir proporcionando energía al pueblo de Chile, como un rol irrenunciable y que los trabajadores vamos a defender siempre.

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