Día Internacional de la Mujer
Por: Claudia Salazar F. Delegada Territorial PDC, Región de Valparaíso.
El 8 de marzo es una fecha destacada en múltiples partes del mundo, dado que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, formalizado por Naciones Unidas en 1975, cuyo objetivo se refiere a las mujeres como artífice de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la
mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre.
Las relaciones sociales entre hombres y mujeres actualmente están tomando un cambio importante, a raíz de los movimientos feministas que promueven un cambio en las dinámicas de comportamiento de género, se están modificando los conceptos de lo que es femenino y
masculino, lo que es ser hombres y mujeres, en cuanto a las expectativas, roles, estereotipos, etc. y el partido Demócrata Cristiano con su mirada social cristiana ha levantado ideas fuerza en materia de equidad de género como comunal Viña del Mar.
Las mujeres, al tiempo de asumir un rol determinante en el desarrollo de nuestras familias y sociedades, son las que aún acumulan las mayores formas de discriminación, donde se han logrado importantes avances a partir de la habilitación del voto femenino en 1949, pero somos
conscientes que el desafío todavía es mucho mayor.
En este sentido, las cifras en materia de Equidad nos demuestran que en materia de participación y representación de las mujeres en el ámbito público como por ejemplo su participación al interior de partidos es baja y que impacta en las dificultades de las mujeres de organizarse para defender sus derechos sociales, si bien muchas de ellas conducen o participan de experiencias de generación de empleos e ingresos a través de microempresas. Transitan del asistencialismo al desarrollo de sus capacidades, en especial las mujeres adultas mayores quienes son afectadas por los flagelos de la pobreza y el abandono, sin acceso a un sistema de salud digno para sus necesidades y con un mercado desregulado respecto a precios de
medicamentos, es decir la falta de políticas públicas en materia de adultos mayores y en especial de mujeres adulto mayor.
La crisis sanitaria y económica asociada al coronavirus ha impactado el mercado del trabajo con una magnitud muy relevante y ha venido a incrementar las brechas de género en el mercado laboral, más aun que nos encontramos ad portas de un proceso constituyente, cuya principal
demanda fue la paridad en la composición del órgano redactor de la nueva Constitución, aprobando el Congreso en marzo pasado una inédita ley que asegura la paridad de género en las candidaturas para la “convención constitucional”, la que estará compuesta por 155 miembros que serán 100% electos por la ciudadanía el próximo 11 de abril de 2021, y esta opción será 100% paritaria, es decir, ningún género podrá tener más de un 50% + 1 de la instancia.
En un país con una baja participación laboral femenina (36%) y representación política (menos del 20% en el actual Congreso), la participación de la mujer en la economía formal ha aumentado de manera continua, pero todavía existen obstáculos que afectan sobre todo a las áreas rurales
y a las mujeres indígenas. Asimismo, la discriminación en cuanto al acceso a la educación y a la salud coloca a la mujer en una posición de desventaja a la hora de luchar contra la pobreza y la exclusión social, por lo que las políticas públicas se deben concentrar en reducir las barreras que
enfrentan las mujeres, especialmente las pobres, para acceder al mercado laboral y a mayores instancias de participación en la sociedad.
Ad portas del cambio de mando, las mujeres fueron clave en el triunfo de Gabriel Boric y, recientemente, entre sus principales definiciones, el presidente electo presentó un gabinete paritario. Y no solo eso, dijo que su gobierno abrazará la perspectiva de género transversalmente
en todo su accionar.
Desde la elección de la Convención Constitucional, la primera con paridad de género del mundo, los cambios en la representación del sistema político se han acelerado. Las reglas del juego para esa votación única, corrieron el cerco y hoy tenemos a 78 hombres y 77 mujeres redactando la nueva Carta Magna.
Como ha planteado el PNUD, la paridad no solo tiene un gran impacto en la representación, sino también en la deliberación de los contenidos y la mayor cohesión en cómo votan las convencionales, lo que hace vaticinar que ello pueda dar lugar a la primera Constitución feminista de la historia, cuya aplicabilidad sea real.