Martes, Diciembre 3, 2024
Columna de Opinión

El Proceso de Dialogo Social Tripartito

Por: Juan Manuel Sepúlveda. Ex especialista senior de la Organización Internacional del Trabajo; actualmente integrante del equipo de Trabajo de la candidata a la presidencia Yasna Provoste; del Frente de Trabajadores DC; miembro de las comisiones técnicas-políticas de trabajo e internacional de la DC.

Despues de la firma del acuerdo entre el Gobierno y la Central Unitaria de Trabajadores sobre “Incremento del Ingreso Mínimo, Protección Frente a la Inflación y Promoción del Trabajo Decente”, el Presidente de la República Gabriel Boric anunció el inicio de un proceso de diálogo tripartito (Gobierno, Empleadores y Trabajadores) para la reforma previsional.

De manera simbólica el anuncio se realizó en la sede de la OIT para los países del Cono Sur, que abrió sus puertas después de dos años como consecuencia de la pandemia. Estuvieron presentes ministros del gobierno, representantes del Senado y de la Cámara de Diputados, los representantes de la Confederación de la Producción del Comercio, CPC y la Central Unitaria de Trabajadores, CUT.

De esta manera, se iniciaron los diálogos sociales tripartitos, que en palabras del Presidente de la Cámara de Diputados “para dar paso a una reforma estructural y profunda al sistema de pensiones que deje atrás el fracasado sistema de AFP y de paso a un nuevo sistema de seguridad social que entregue pensiones dignas a todos los chilenos y chilenas”.

Hay acuerdo sobre la urgencia y necesidad de un nuevo sistema de pensiones con base en los principios de la seguridad social, tal como lo indica el Convenio 102 de la OIT. Este Convenio 102 sobre la seguridad social entró en vigor el 27 abril de 1955, sin embargo, nuestro país aún no lo ratifica, a pesar de las peticiones efectuadas por las organizaciones sindicales. La CUT y el Gobierno parece que lo han olvidado. Entonces, como parece que hay acuerdo sobre el contenido del Convenio 102, el gobierno como primera medida debería someterlo al Congreso para su ratificación e iniciar su promoción y aplicación efectiva con el control de OIT.

Tanto el acuerdo Gobierno-CUT como este inicio de los diálogos tripartitos son avances importantes que permiten fortalecer las organizaciones de trabajadores y empleadores. El diálogo social tripartito es, sin duda, una de las instituciones laborales más importantes en el mundo en los últimos cien años. De hecho todas las Normas Internacionales del Trabajo son producto del diálogo social tripartito y, en consecuencia, toda la legislación laboral de los diferentes países del mundo, que se orientan por esa normativa internacional es producto del tripartismo.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que el mundo del trabajo es diverso y plural, los trabajadores y trabajadoras están representados por distintas organizaciones sindicales, lo mismo sucede con los empleadores. Unas son más representativas que otras, sin embargo todas tienen los mismos derechos, y las mismas oportunidades, como lo establece la OIT.

El reconocimiento del derecho de participar y ser consultado es un requisito esencial para la democracia y el pleno desarrollo de la economía nacional. Hubiese sido deseable una acuerdo de mayor amplitud, quizás la integración de otras organizaciones de trabajadores en este proceso de dialogo y negociación ayudaría a superar el déficit de representación en el mundo laboral y la exclusión consecuente de amplios segmentos de trabajadores/as.

La persistencia de la informalidad y el surgimiento de nuevas formas no convencionales de utilización del trabajo, fuera del marco de los convenios colectivos y sin que los trabajadores involucrados tengan organización y vinculación sindical, hace que una gran parte de la población trabajadora no integre el entramado sindical y, por tanto, el tripartismo.

La propia OIT reconoce esta problemática y plantea, como una posible solución, que “es probable que la solución residirá en dar forma a un nuevo consenso político sobre la gobernanza del trabajo, a nivel global. Ello deberá ir acompañado de esfuerzos para tomar en cuenta los puntos de vista e intereses de otros actores que […] pueden jugar un papel en la búsqueda de la justicia social”.

¿Qué se puede hacer para fortalecer el diálogo social a nivel nacional? Obviamente no tengo respuestas concluyentes. Sin embargo, creo que para intentar fortalecer el diálogo deben explorarse nuevos caminos que vayan más allá del tradicional y acotado diálogo tripartido. Para ello, es necesario volver a considerar la conveniencia y la operatividad de lo que década atrás se llamó el «tripartismo plus», el que no prosperó debido a las reticencias tanto de las organizaciones de empleadores como de trabajadores, que aceptaban a otras organizaciones como observadoras en los procesos de diálogo pero nunca como actores del mismo. También es importante desarrollar una institucionalidad específica, o adaptar la existente, para que los acuerdos a los que se arribe mediante el diálogo social tengan la fuerza jurídica y política necesaria que garantice su aplicación.

En todo caso, en tanto se logran avances en la recuperación de un diálogo social genuino, es imprescindible avanzar en fortalecer lo que ya existe: las organizaciones de trabajadores y empleadores, el tripartismo clásico y el diálogo social, en especial el que se lleva a cabo en el seno de la OIT y que ha dado a luz toda la normativa laboral internacional existente, por más que este se revele hoy día como insuficiente y en algunos aspectos no adaptada a la nueva realidad laboral que los actuales cambios tecnológicos generan.

Finalmente, es económica, social y políticamente importante fomentar los procesos de Diálogo y Concertación Social, todo ello en el marco de un nuevo “contrato social” que, establezca e institucionalicen mecanismos democráticos que faciliten arribar a acuerdos que no solo protejan derechos y establezcan obligaciones de las partes, sino también que garanticen la libertad, la justicia social y el progreso económico individual y colectivo. Se trata, en suma, de volver a algo tan evidente y a la vez sencillo como es el acuerdo, contrato o pacto que sume, frente al desacuerdo y el conflicto que resten.

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